El tenista le cuenta a PERFIL cómo funciona su cabeza mientras se recupera de la operación de cadera. Reconoce que aún se ve lejos de las canchas y que no sabe si a su regreso estará para pelear el puesto tres, el diez o el cincuenta. También confiesa que llamará a los chicos de la Davis para apoyarlos, que mira mucho tenis por TV y que es hincha de Nadal.
“Nene, dedicate a otra cosa. El tenis no es para vos.”
David Nalbandian recuerda la sentencia y se ríe, pero no quiere decir quién fue el que le auguró un futuro como vaya a saber qué. Dice que pasó cuando él era chico, que no le prestó atención y que consejos tontos en su carrera recibió muchos: “¿Tenés tiempo? La lista es larga, eh”.
—Si fueses un hincha de Nalbandian, ¿qué pensarías? ¿Que se trata de un crack, de alguien que logró muchísimo, o de alguien que ganó menos de lo que podía?
—Si hubiese ganado la final de Wimbledon, sería un crack. Y como no la gané, soy alguien que ganó mucho, pero que podría haber ganado más. Te digo: a mí me motivan más los partidos importantes que el torneo en sí. Un 500 del mundo, por ejemplo, no me motiva. Pero sí Federer, Nadal, los buenos. Contra ellos podría jugar todos los días.
Después de aquella frase, de este análisis, y con 27 años, el cordobés es hoy un muchacho que está en Unquillo, en su casa, mirando tenis por TV y parado. Se trata de alguien con una meta cercana: recuperarse de una operación de cadera que le hizo ponerle stop a su carrera.
Villa Allende, 16.30. Una camisa que está en la vidriera de un local de marca tiene un cartel con su precio: 350 pesos. En el almacén de enfrente, un nene espera su turno para comprar un huevo. No tiene plata para más: lleva sólo uno. En principio, Villa Allende es una ciudad de contrastes. Nalbandian llega desde Unquillo a entrenarse en esta localidad. Camina con cierta dificultad, pero se lo ve bien. Es, también, un hombre de contrastes: antes pensaba en ganar, ahora lucha por volver.
David no estaba quieto desde que tenía 10 años y aquella persona intentó persuadirlo: “Extrañaba estar en Argentina, no pensar en la competencia. Quizá cuando esté bien voy a tener más ganas de viajar, de estar en una cancha. Ojalá sea un trampolín para aprovechar los últimos tres o cuatro años que quiera jugar”.
—¿Ya pensaste en tu regreso?
—Todavía me falta mucho, no me puedo plantear un objetivo. Tengo que evolucionar físicamente y ver cómo estoy, para ahí ver adónde apunto.
—¿Vas a poder pelear entre los top ten?
— Y... Yo creo que sí, aunque no sé si estaré para pelear el puesto tres, el dos, el diez o el cincuenta, porque por ahí quedo mal. No creo que eso pase, pero bueno. Es cuestión de entrar a la cancha, ver si me duele algo, qué limitaciones tengo. Hay algo que es inevitable y es que el circuito está cada vez más competitivo. Hay jugadores cada vez más jóvenes, más ágiles, más fuertes, más rápidos, más todo...
—¿Fantaseaste con la idea de no poder volver a ser el de antes?
—No. Estoy lejos del regreso; hoy por hoy, no estoy para jugarle ni a mi sobrino de cinco años. Y el año que viene va a ser difícil hacer una temporada pareja en cuanto a resultados. Tengo que empezar de a poco y apuntar a Roland Garros y Wimbledon, pero creo que podré ser el de antes.
—Guga Kuerten volvió y no fue el mismo, pero dejó en claro que le divertía jugar. ¿Vos podrías jugar sólo para divertirte?
—Su operación fue más complicada. Yo no tendría problemas en ser un 200 del mundo que juega ATP Tours y los torneos grandes por invitación, para divertirme. Lo que no me veo es ser un 200 y jugar Challengers.
Hincha de Nadal. Por estas semanas, por el televisor del cordobés pasaron noticieros de deportes y también Roland Garros y Wimbledon: “Lo vi todo. ¿La derrota de Rafa en octavos? En algún momento iba a perder. No iba a poder ganar diez Roland Garros seguidos. Además, Soderling jugó increíble”.
—El se vio obligado a parar por el físico, también.
—No me sorprende, porque sufre de las rodillas desde hace mucho. Es un mérito enorme lo que hizo a pesar de estar masacrado físicamente, porque la verdad es que está mal. Le pasó por su estilo de juego.
—¿El está destinado a tener una carrera más corta que el resto?
—Depende. Hay físicos que no hubiesen aguantado su ritmo ni un año. Si lo hacés jugar a Del Potro como juega Rafa, no aguanta ni dos años, porque es alto, flaco, no tiene tanta fuerza como Nadal. O a mí mismo, no lo toleraría.
—¿A Murray lo ves como número uno?
—A mí me gusta un poco más Djokovic, porque es más agresivo. Murray es muy táctico, muy especulador y maneja más los tiempos.
—Si tuvieses que hinchar por uno, ¿por quién sería?
—Federer es un ícono importantísimo, el mejor de todos los tiempos. Es muy difícil que alguien vuelva a repetir lo que hizo. Pero yo soy amigo de Rafa. Juego contra Federer desde hace 11 años, sí, pero con Rafa comparto el idioma, juego a la Play. Si Nadal gana algo, lo llamo o le mando un mensaje de texto. Con Federer, no, me saludo en el torneo y nada más. Voy más con Rafa.
De entrecasa. Nalbandian cuenta que su mamá Alda es la persona indispensable en su vida, que en su casa él no cocina ni plancha ni lava. Afirma que Diego Maradona, Tiger Woods y Michael Jordan son sus ídolos (“De los tres, sólo me queda conocer a Jordan”) y que hubo un famoso que lo impactó: el papa Juan Pablo II.
Este David intimista revela que en la escuela era muy malo: “Ni iba, estaba siempre de viaje”. Y dice que nunca tuvo que pensar en qué hubiese estudiado: “Por suerte, el deporte me sacó antes de tener que decidirlo”. ¿Cómo sería su día perfecto? “En Unquillo. Iría a pescar, me subiría a un auto que me guste y haría lo que pinte. Diría: ‘¿Vamos a Salta? Vamos’.”
Su tenista perfecto tendría el saque de Roddick, la mentalidad de Nadal, la volea de Henman, la derecha de Federer y el revés de Nalbandian. Y las copas que ganó las guarda en su casa: “Yo ni las miro, eh. Es más, si sacan un trofeo y ponen otro, ni me doy cuenta”.
Ahí falta, claro, la Copa Davis, la principal espina en la carrera del cordobés. Dentro de siete días, Argentina chocará con República Checa. Nalbandian dice que llamará a los chicos del equipo. “Les voy a dar fuerza. Les voy a decir que cuando uno representa al país hay que dejar alma, vida y sangre para que te ganen.”
—¿Este año se puede ganar?
—Es importantísima esta serie, que es la más difícil. Además, es un año duro para mí, que no estoy. Y en el equipo por ahí eso se siente. Ojalá puedan pasar ésta y la otra, pero es complicado. Es tan dura como si hubiese ido yo. Ojalá los chicos se iluminen y puedan sacarla adelante.
*Desde Villa Allende.
MUY BUENA NOTA, DEL DIARIO PERFIL.
LES COMENTO TAMBIEN QUE MI AMIGA NO HABIA LLEVADO LA CAMARA A VER DADDY YANKEE Y ME CONTO QUE LO TUVO SENTADO EN EL ASIENNTO DE ADELANTEE! Y ME DIJO TAMBIEN: "TE PENSAS QUE SI LELVABA LA CAMRA NO LE SACABA UNA FOTO POR VOS?" ASIQUE BUENO UN EMBOLE QUE NO LA LLEVO Y QEU NO FUI :S
UN BESO A TODOS QUE ANDEN BIEN