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Foro para el grupo de fans de David Nalbandian: David Nalbandian es un ídolo total. - www.davidnalbandianesunidolototal.com


    Entrevista a David - LNR (La Nación Revista) - 1/11/09 - (con fotos!)

    Tamar
    Tamar
    Admin


    Mensajes : 196
    Fecha de inscripción : 08/12/2008

    Entrevista a David - LNR (La Nación Revista) - 1/11/09  - (con fotos!) Empty Entrevista a David - LNR (La Nación Revista) - 1/11/09 - (con fotos!)

    Mensaje  Tamar Vie Nov 06, 2009 7:49 pm

    Hola a todos!!
    Les recomiendo que entren al link que dejo al final de este email, porque hay un video de esta entrevista!
    Saludos a todos!!
    Tamar

    Nalbandian al natural

    "Me tiene que doler mucho una derrota para quedarme encerrado"
    Por Maximiliano Boso Enviado especial
    revista@lanacion.com.ar
    01 de Noviembre de 2009


    Entrevista a David - LNR (La Nación Revista) - 1/11/09  - (con fotos!) 1081218

    UNQUILLO, Córdoba.- De pie, David Nalbandian charla con uno de los muchachos del lugar en el deck de Mumú Mamá, el bar que compró el verano pasado y que todavía mantiene la fisonomía de lo que fue: una importante estación de servicio en Unquillo. La conversación la interrumpe él mismo cuando ve la figura de la señora que pasa caminando tranquila sobre la vereda de la avenida San Martín: "¿Qué hacés, vieja, todo bien? ¿Para dónde vas?". Poco tiempo después, Alda se despide de su hijo, que le advierte: "No te hagas la loca, ¡eh!" Ella sigue adelante para hacer algunas compras.

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    "Unquillo no cambió en 40 años", piensa Nalbandian en voz alta. Este rincón de las Sierras Chicas, a 24 kilómetros de Córdoba capital, atado a Villa Allende, Mendiolaza y Río Ceballos por la vena de la avenida San Martín, seguirá con una fisonomía muy parecida a la de siempre, a la de cuando el abuelo Nalbandian tenía la librería en el frente de la casa, justamente sobre esa arteria, y era "el fotógrafo del pueblo".

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    Aunque nació a principios del siglo pasado como sitio vacacional para familias adineradas, el lugar donde alguna vez decidió afincarse el artista plástico Lino Enea Spilimbergo mantiene sus casas modestas, los negocios necesarios, los amigos, la familia. Horarios limitados donde la siesta es innegociable y el asado, un ritual. Aquí, David Nalbandian no es tenista, ni campeón de ningún Masters, ni jamás fue uno de los tres mejores jugadores del planeta, podio compartido con gigantes como Roger Federer y Rafael Nadal. Acá es el Gringo o David, uno más. Acá es el hijo del Norberto (su papá, que falleció a fines de 2004) y la Alda, con la que se puede cruzar en la calle apenas un rato después de desayunar. Es el hermano menor de Javier y Darío. El novio de la Vicky. Acá viene a descargar energía cuando la electricidad del circuito le pone los pelos de punta. Acá encontró refugio en los últimos meses, cuando una operación de cadera lo sacó del deporte, ése al que volverá el mes próximo. Acá es feliz. "Todo el programa de recuperación está saliendo dentro de lo previsto. Cumplí con todos los pasos y me siento mejor cada día. Los entrenamientos son cada vez más intensivos", dice, y se muestra ansioso con su regreso a las canchas (ver aparte).

    No es fácil penetrar en la intimidad de un deportista de elite como Nalbandian. Deporte individual y de compañías circunstanciales, se suele decir que el circuito de tenis es una picadora de carne. Construye personalidades impermeables. Por eso, es la primera vez que este unquillense abre las puertas de su vida para un medio.

    Amante de la adrenalina, aquí Nalbandian no nada con tiburones ni hace bungee jumping, aunque sí probó con autos de rally, otra de sus pasiones, quizá la que le sigue al tenis. "Este lugar es todo para mí. Acá nací, me crié, vivo y vuelvo siempre. Acá soy normal, uno más. Tengo mis amigos, vivo muy tranquilo, es donde me siento cómodo, donde están mi familia, mis afectos, mis hermanos, mi novia, mi vieja, mis amigos. Todos. Estar acá te da otro ritmo de vida. No me importa si hay fútbol, si tomamos una cerveza en el bar o nos juntamos a comer. Pero tampoco es que me quedo todo el día panza arriba; no lo aguanto."

    El bar es el punto de partida del recorrido por el otro lado de un tenista profesional. Un punto de encuentro a cualquier hora y con cualquiera, pero sobre todo con los amigos, como el Gordo Bernasconi, un tipo que si no tuviera la pizzería "13" a cien metros de la casa donde David vive con su madre, seguramente se subiría a las tablas para hacer humor: es, sencillamente, incontenible. Pero el Gordo también tiene una función especial cuando Nalbandian juega en la Copa Davis: es el que lidera la hinchada prendido al bombo. Por eso, en la barra de Mumú Mamá hay una foto de todos los que viajaron a Moscú para la final de 2006 que la Argentina perdió con Rusia.

    Apasionado de los fierros, Nalbandian disfruta al volante de su joya, un BMW X6 blanco, indefinible, un tanque, algo así como un auto con dimensiones de camioneta. Camino a Villa Allende, donde se entrena, pasa por el Colegio Nuestra Señora de las Mercedes, donde no llegó a terminar los estudios por el tenis, algo que no piensa retomar: "Ya fue".


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    Lejos de aquellas épocas en las que compartía el circuito femenino con Gabriela Sabatini, Inés Gorrochategui, la dueña del club, lo saluda como de costumbre. Distraído, David se acerca al bar y pregunta: "¿No sabés dónde está mi raqueta?" En la cancha lo esperará alguno de sus hermanos: Javier, el mayor, que fue su entrenador en algunos tramos de su carrera (hoy lo es Luis Lobo), o Darío, también profesor, pero, sobre todo, el que lo hizo un fanático febril de Bon Jovi.

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    "Darío vive atrás de mi casa, a cincuenta metros. Está en pareja y tiene dos hijos. Javier me entrenó mucho de chico; vive en Río Ceballos, está casado, y tiene dos hijos. Yo vivo con mi vieja", se ríe como si fuera una picardía. David cumplirá 28 años el 1° de enero.

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    Pero retoma el tema de la relación con sus hermanos: "Ellos me ayudaron mucho en el inicio. A Javier lo veo más abocado al entrenamiento; le gusta mucho el tenis. Y Darío, además, es casi contador. Lo veo con más inquietudes. Los tres somos muy diferentes. Tuve épocas con mis hermanos. Ellos son bastante más grandes que yo. Javier me lleva diez años y Darío, siete. Cuando sos chico es mucha diferencia. A veces te sirve, porque te cuidan como si fueran tu papá. Pero otras cosas no las compartís. Con Javier tuve épocas en las que estaba bien y otras en las que me peleaba porque me entrenaba", explica David, luego de pelotear con Matías, un pibe de 14 años que transpira de solo verlo.

    Nalbandian también extraña el golf, que ahora no puede practicar por su problema de cadera. Lo dice cuando pasa por la puerta del Córdoba Golf Club, de Villa Allende, allí donde una imagen enorme de su amigo el Pato Cabrera da la bienvenida, enfrente de la casa y de un pequeño complejo comercial del Gato Romero, otro reconocido golfista cordobés.

    Ya de vuelta en Unquillo, frena en el medio de la calle, toca bocina en la puerta de la carnicería de Darío Torres, cuñado del árbitro de fútbol Héctor Baldassi, de Río Ceballos, y habla con él apoyado en la ventanilla: el tema son los caballos, una pasión que durante estos meses tuvo a Nalbandian en permanente contacto con su amigo el polista Adolfito Cambiaso. Porque, de chico, Nalbandian también hizo equitación, entre otros deportes, y por eso se definirá como "culo inquieto". Apenas unos metros más adelante, en una esquina, está el precario bar El Trébol, de donde sale un muchacho morocho con el pelo revuelto que le grita algo indescifrable. "Este está así todos los días, y hoy es lunes…", dice en plena risa Nalbandian.



    "Vení a comer a casa y charlamos", invita David a un amigo, que lo apura: "¿Vas a cocinar?" "¿Cocinar? ¿Y para qué vivo todavía con mi vieja?", responde con reflejos. La casa es el único lugar totalmente sagrado para Nalbandian. Allí no se podrá entrar. Es donde Alda lo trata igual que cuando era chico: le hace la cama, le prepara la comida, lo mima, lo cuida. Es donde Norberto era el único que le marcaba el paso a un chico que nunca fue dócil.

    "Mi vieja es un fenómeno. Cuando estoy acá trato de comer con ella. Hace unas empanadas árabes infernales y también kepi, una comida armenia. Todas las tardes me llama o me manda mensajitos de texto preguntándome: «Che, ¿qué hacés esta noche?» Entonces la mando a jugar a las cartas; se junta con un grupo de amigas. Es como yo, no se queda todo el día en la casa. Se está armando un viaje a Machu Picchu. Ahora está un poco cansada, porque tuvo tres varones y no era fácil. Yo, por ejemplo, no hago la cama, nada. A lo sumo, un café con leche, porque me gusta batir el café. No lavo los platos, no cocino… Porque no sé. Te juro que no sé. Quizá cuando me retire haga un cursito. Mientras, ya le dije a la Vicky que aprenda de la vieja, que haga la escuela."

    Cerca de la terminal de micros, cuando 25 de Mayo se hace de tierra, están las dos canchas de cemento que construyeron su papá, Norberto, y otros primos y amigos, para jugar entre ellos. Ahora están abandonadas. El pequeño quincho, ocupado. Los terrenos se vendieron hace tiempo. Algunos chicos pelotean con un piolín como red. Allí nació David Nalbandian tenista, el que hoy quiere recomprar los terrenos y recomponer las canchas para que sus hermanos den clases y la gente también las pueda usar.

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    "Mi viejo era un tipo que me marcaba el límite en casa. A mi vieja la convencía más. Creo que, por lo que me acuerdo, siempre fue un tipo correcto, que trató de darles lo mejor que tenía o que podía a sus hijos. En ese sentido, me educó muy bien, con principios. Eso siempre se lo voy a agradecer, porque fue muy importante en mi etapa de chico, cuando te tienen que decir: esto sí y esto no. Aunque a veces ni él me podía parar, por mi personalidad, era al que más escuchaba y respetaba. A cambio de su esfuerzo para ayudarme, lo único que me pidió siempre fue que llegara lo mejor preparado posible."

    El bar vuelve a ser el punto de encuentro, ahora para el fútbol y el asado de todos los lunes a la noche en el campo que el tenista tiene apenas saliendo del pueblo. David llama al pequeño de impactantes ojos claros que pasa haciendo piruetas por la calle. Es Pedrito, el hijo del carnicero. La mamá lo deja y sigue caminando. Nalbandian le compra un helado, lo sienta al lado; siente debilidad por el pibe que se mete a caballo en su campo, y lo define como "Pedrito, el más rompeh… del pueblo".

    De a poco se van juntando los amigos. El Turco Antún, que tiene una concesionaria y le consigue los autos cuando va a Buenos Aires; el Gordo Bernasconi; Hernán Biasotto; el Turco Fabián Farah, que se ocupa del campo, y su hermano, el Gaby Farah.


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    -Hay momentos en los que buscás estar solo?

    -A veces sí. No son los más, pero sí, trato. Estar solo está bueno porque pensás, programás con tranquilidad, sin tener que hablar de nada con nadie. Pero no es habitual. Bueno, cuando pierdo, por ahí sí me gusta quedarme solo un par de horas en la habitación, pero no es habitual. Me tiene que doler mucho una derrota para quedarme dos horas embolado en la habitación. Me gusta mucho estar en actividad. No son muchos los momentos en los que estoy solo.

    Mientras dentro de la cancha la Rata (a secas) es un show aparte en el arco, David desgrana el futuro en ese campo que está naciendo y que será su destino cuando, finalmente, acepte irse a vivir con Victoria Bosch, su novia desde hace 11 años. Además de la cancha de fútbol, tendrá la de tenis, una casa en lo alto de una de las tres sierras que abarca el lugar, otra para los huéspedes, pileta, cancha de polo, quincho y una granja. "A los 60 me veo viviendo acá, tranquilo, pero haciendo cosas. Un día o dos me quedo mirando el atardecer, después necesito hacer", cuenta.

    A pesar de la insistencia de Vicky, que vive con sus padres en Río Ceballos y tiene un local de Ossira en Córdoba capital, David todavía zafa: "Once años es un número importante. Siempre viene a dormir a casa y trata de acomodar el negocio para acompañarme en algunos viajes. De casarnos, ya la tengo curada de espanto. Ahora lo que quiere es que nos vayamos a vivir juntos. Estamos en el tira y afloja. Estoy armando el campo para venirnos acá".

    Un noviazgo de 11 años en época de botineras y raqueteras parece una utopía. "Yo sé que no es fácil, pero te vas acostumbrando a que digan cualquier cosa. Por suerte lo entendió y me banca. No es la parte más fácil de la relación. No es lo mismo ahora que cuando teníamos 20 años, pero la llevamos bien. Ella es una mina muy tranquila. Todo es más fácil de conversar. Ojo, que discutimos de mil cosas, como cualquier pareja. Hablamos de proyectos de vida, pero respeta mis tiempos, mi laburo."

    El asado, que se repite también los jueves al mediodía (sin fútbol), llega a su fin, después de una mesa larga con cargadas y chistes típicos de una reunión masculina en la que la carne se acompaña con pan y se come con la mano, el vino con Coca-Cola ("si lo tomás solo te morís") lo prepara la Rata, y cada uno paga sus 15 pesos, incluido él. Es la hora de pasar a buscar a Vicky por lo de sus padres para irse a dormir a la casa donde David vive con la mamá. Para Vicky, este tiempo es oro. Tenerlo cerca está lejos de ser normal. "Yo le dije: si no nos peleamos en estos seis meses, sobrevivimos. Estos seis meses (los de la lesión) son el futuro de mi vida, cuando me retire. Voy a estar principalmente acá, pero también iré a Buenos Aires, voy a viajar, a esquiar, a ver los partidos de la Selección con mis amigos, a jugar al polo con Adolfito. Me veo haciendo miles de programas con ella, yendo al cine a Córdoba o disfrutando de una buena cena, como ahora".

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    DEL POTRO Y LA DAVIS

    Juan Martín del Potro logró hace poco lo que a David Nalbandian se le escapó repetidamente y todavía se mantiene como un gran objetivo: ganar un Grand Slam. Campeón del US Open, el tandilense se llevó todos los elogios, incluso de alguien que mantiene diferencias con el padre de Delpo y con el entrenador, Franco Davin, y que quedaron expuestas en la dolorosa derrota en la final de la Copa Davis ante España, en Mar del Plata.

    "Lo que hizo Del Potro fue espectacular. No es nada fácil ganar un Grand Slam. Vi la final por televisión y siempre te ponés un poco nervioso. Demostró que está en un gran nivel, porque hay que tener mucha confianza para ganarle a Federer como le ganó. Ojalá lo mantenga en el tiempo. Es joven y tiene mucho para dar", opinó Nalbandian, que después de dos caídas también guarda un sueño supremo: ganar la Copa Davis.

    "Su triunfo es importante para los chicos que pueden reflejarse en nosotros. Y ojalá también sirva como impulso para poder ganar la Davis."

    LA POLÍTICA Y EL PAÍS

    David Nalbandian puso en marcha el año pasado una fundación de caridad que lleva su nombre y a la que en este tiempo en la Argentina intentó dedicarle más tiempo personal. "Todo surgió de la necesidad de la gente del pueblo: te pedía uno, te pedía el otro, y era todo muy desorganizado. Eso me llevó a hacerlo lo mejor posible, porque es difícil decir: a vos sí, a vos no. Creo que en muchas cosas no está el Estado y hacen falta ayuda, instrumentos, infraestructura; muchas cosas con las que tratamos de colaborar desde la fundación. Estamos en un momento difícil por la crisis económica. Pero esto pasa en todo el mundo ahora."

    Nalbandian dice que no le gusta la política, sino estar al tanto. No tiene una ideología en ese sentido. "Es un rubro complicado. No me veo como político: envejecés mil años en cuatro, pero nunca digas nunca", comenta quien hizo una publicidad para la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. "Sí, la hice por pedido. No le podés decir que no al Presidente (entonces, Néstor Kirchner). Pero no soy radical, ni peronista, ni nada. Creo en la gente que quiere hacer bien las cosas. El objetivo es empujar todos para el mismo lado. No comparto eso de que el que llega hoy destruye lo que se hizo ayer. Eso pasa acá y es donde otros países nos sacan mucha diferencia. La Argentina es un país muy rico, que nunca terminamos de aprovechar por una razón u otra. No debe ser fácil tampoco", dice este amante de Australia, que cree que la Argentina aún puede llegar a ser como ese modelo.

    EL ESPERADO REGRESO

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    La vuelta de Nalbandian se producirá en el torneo de exhibición que se realizará en el estadio Aldo Cantoni, de San Juan, el 12 y el 13 de diciembre, y donde también participarán Gastón Gaudio, Guillermo Cañas y el chileno Nicolás Massú. El último partido fue el 4 de mayo, en Estoril, donde fue derrotado por el chileno Paul Capdeville en la primera ronda.

    "Estoy ansioso, no por los nervios de jugar, sino por las ganas que tengo de volver a una cancha. Después de tantos meses, uno quiere estar de nuevo ahí. De todas maneras, sé que tengo que ir de a poco, sin volverme loco, porque no es una lesión fácil", dijo David.

    SU RELACIÓN CON LA PRENSA

    El periodismo nunca estuvo entre las preferencias de Nalbandian. Más bien, hablar con los medios siempre lo tomó con una obligación. "Soy bastante difícil, por carácter, personalidad, temperamento, ponele como quieras."

    Explica sus diferencias con algunas opiniones: "Estar cuatro o cinco años top ten, ganar un Masters, ser finalista de Wimbledon no te lo regala nadie. No lo hacés sentado en tu casa mirando un video o comiendo un asado en Unquillo. Lo que pasa es que para rendir bien yo necesito esto. Venir, disfrutar. Y muchos no lo entienden.

    A veces me pasa con la gente también. Yo soy un tipo normal y quiero tener mi tranquilidad. Y los periodistas son así, sienten que los tenés que atender cuando ellos quieren, a la hora que ellos quieren y las veces que ellos quieren. Y a veces yo también quiero estar tranquilo, como lo querés estar vos en tu casa. Ahí chocaba mucho. Por culpa de eso nunca me terminaron de conocer cómo soy en realidad. Siento que al periodismo nunca lo conformás con una nota. Es difícil tener contentos a todos."

    Link: http://www.canchallena.com/1193175-al-natural

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